miércoles, 30 de junio de 2010

Tripartita


La antigüedad del metal se escucha en su timbre. Y hay serenidad en la base de un triangulo. También hay pirámides calmas que por su peso reposan, esperan. Y hay torres triangulares arrogantes, que se estiran indiferentes, elegantes, orgullosas.

Hay un triángulo azul palpitante en cierto camino que recorre la pintura. Y hay un triángulo metálico que cuelga de un atado de cabello. Este último es un triangulo que vibra y cuya punta es tan inquietante como la de cualquier otro, a pesar de no punzar al cielo sino a cierta forma corporal, invisiblemente femenina. De este triángulo colgaron cuatro más que son como una orquesta minúscula capaz de reinventar el universo que la hace posible.

Hay una pared pintada que es vestigio de un tránsito, de un suceso musipictórico que dialoga en mi memoria como un infinito, como un advenimiento místico que celebra la llegada de un tiempo contenible. Gracias J.G.

domingo, 20 de junio de 2010

Pasionaria

“...me inquieto pensando en la forma en la que reconoces mi afecto, en si habré conseguido protegerte y mantenerte a salvo al menos una vez, en si habré indagado por tu vida con la suficiente curiosidad, en si el lugar en el que cobijo tu afecto es verdaderamente cercano a mi corazón y si desde allí se me recuerda con la frecuencia necesaria lo feliz que soy por recibirlo...”

miércoles, 16 de junio de 2010

EL OBJETO QUE SOMOS.

A propósito de la exposición TELLING OBJECTS, de Margarita Vásquez Cárdenas.

Lo que entendemos por poesía, alguna vez fue un verbo. La poiesis, acción que ‘transforma y da continuidad al mundo’, alguna vez fue enunciada de tal manera que el sujeto pudiese ‘reconciliar su pensamiento con la materia y el tiempo, y así mismo, ‘reconciliarse a sí mismo con el mundo.’

La poesía que nos convoca en esta oportunidad, es una poiesis que a través de historias, nos enseña un camino de conciliación. Y es una conciliación que comienza con dos imágenes que se solapan entre sí: un día luminoso se cuela tímido y reposa, pasajero, sobre la tela íntima de un habitar solitario. La magia de este instante nos arroja un interrogante cuya respuesta está en las cosas invisibles.

Haciendo uso de ese interrogante, Ever Lingering (2007-2008), enmarca esas cosas invisibles usando las historias que habitan en el cuerpo, y que se sirven del gesto para ser evocadas. Así pues, en Counting the days (2006-2008), hay un guiño a la historia. Pero a la historia de las cosas íntimas, que transcurren pequeñas y solitarias. Y que son atadas metafóricamente para algún otro, como puerto de llegada a la historia que nos es ajena.

El señalamiento que la artista hace al itatamat , como objeto sagrado de cierta cultura precolombina norteamericana, es nuevamente una forma de atrapar a una imagen que reposa, pasajera, esta vez sobre una línea de tiempo que es la vida misma. Invirtiendo el rumbo de este globo de historias que va hacia el otro, At a distance (2006-2008) es una serie de marcas que solapan cuerpos y relatos, denotando en ellas, el lugar de las cosas invisibles que concilian nuestra percepción con la materia y el tiempo de unas vidas ajenas.

Contar con estas obras reunidas, es recibir una invitación a encontrarnos con un otro imaginado, quizás desconocido, pero que nos ata indefectiblemente al mundo que nos es ajeno. Sea pues esta una invitación poética, a conciliarnos con lo ajeno, a dar continuidad al mundo que desconocemos y a vernos a nosotros mismos en lo otro.