martes, 16 de febrero de 2010

Una montaña en forma de Ave

Este pájaro es una montaña. Y yo he estado en su cima. Allí dónde las plumas se resisten al viento. Es una montaña que duerme, porque es la montaña de los sueños. También he caminado entre sus alas, porque aquel lugar es la puerta de un camino infinito, en cuyo fin está una tierra prometida.

Esta montaña es mi padre, y es un padre que duerme. Su forma es la forma de la vida: un corazón rojo que flota, coronado por una cresta púrpura.

martes, 2 de febrero de 2010

Gesto In Situ

Una exposición de Rocio Pérez Rincón, del 23 al 31 de Enero

NOSOTROS. Reconocemos al gesto tan rápidamente, que basta mirarlo con el rabillo del ojo para tener la certeza de encontrarnos frente a él. Lo conocemos tan íntimamente, que sin haberlo visto recientemente, creemos saber dónde se encuentra, cómo reposa en el espacio, e incluso cuál es su tamaño. Lo reconocemos a leguas. Instantáneamente lo identificamos, como lo hacemos con nuestro rostro en la fotografía, como lo hacemos con nuestro propio cuerpo ante el espejo. Quizás por eso somos celosos frente a él. El gesto, nos recuerda nuestra propia forma, porque nos refleja. Intimidándonos.

MOSTRAR LO ESENCIAL. Las Palabras veraces no son bellas. Las palabras bellas no son veraces. Lo bueno no es elocuente. Lo elocuente no es bueno. El sabio no es erudito. El erudito no es sabio. El sabio no obra con propósito de acumular. Cuanto más da a los otros, tanto más recibe, cuánto más ofrece, más consigue. La norma del Cielo es beneficiar sin prejuicio. El proceder del sabio es hacer-no-haciendo.
Lao Tse.

LA EXPOSICIÓN. Asistir a una exposición sobre el Gesto, es recibir una invitación para mirar aquello que creemos conocer plenamente, y darnos la oportunidad de reconocer que no lo conocemos tanto. Sin embargo, el privilegio de mirar las obras que nos convocan, requiere de nuestra capacidad para asumir la idea de que el gesto, aquello tan íntimo que pertenece a cualquiera, está profundamente ligado al arte con A mayúscula.

EL PENSAMIENTO. El gesto nos acompaña en la vida, y es la vida misma. Es una pulsión primaria. El gesto es un segundo cuerpo que nace en la separación. El gesto conserva una relación con la pérdida. Y la pérdida con la satisfacción: la pérdida no siempre es un asunto de dolor o duelo, porque la pérdida asegura –y augura- un próximo encuentro. Fijar es un gesto: el gesto de fijar. El Objeto, en relación al gesto, se pierde en la boca como alimento y se pierde en el ojo como recuerdo. A través del gesto, podemos, ser del cuerpo en la pintura: “Be in the Painting”.

LA ANÉCDOTA. La exposición que hoy nos convoca es el resultado de una extensa reflexión plástica que la artista realizó como parte de su tesis de Maestría durante los últimos años. Recién llegada de París, Rocío trae un regalo para nosotros. No es un regalo físico, sino un presente de memoria. Recreando las obras, que compusieron su muestra personal en Europa, la artista convida con el público la forma de asir su experiencia y sus últimos pasos como pintora. Al preparar la exposición, ella me leyó su tesis en voz alta. Traduciéndola simultáneamente al español -del francés- me introdujo en sus complejas reflexiones académicas. Al final, habiéndome conmovido con su lúcido trabajo, exclamó: ¡Esto es lo inexplicable! ¡O sea, uno cómo va a explicar esto?, como que es imposible!

LOS ARTISTAS. El gesto en el arte es una vieja historia. Para esta ocasión recordaremos a quienes acompañaron la reflexión que hizo posibles las obras presentes. Jackson Pollock, y su pintura cuya presencia fuese concreta en el espacio. Richard Long, y sus trazos, como gestos, sobre el campo mismo del paisaje. Richard Serra, y su obra para ser vista al recorrerla, a través del gesto que es andar. Ana Mendieta, y su cuerpo fusionado en la materia del paisaje. La fusión gestual, del cuerpo femenino en la naturaleza.