lunes, 1 de marzo de 2010

1964

Le regalo este poema al que lo quiera tomar, o al viento que lo pueda cargar, o a la noche para que lo guarde. Esta voz me ha acompañado siempre, pero hoy debo dejarla ir, porque mi mundo sigue siendo mágico.

1964

I
Ya no es mágico el mundo. Te han dejado.
Ya no compartirás la clara luna
ni los lentos jardines. Ya no hay una
luna que no sea espejo del pasado,
cristal de soledad, sol de agonías.
Adiós las mutuas manos y las sienes
que acercaba el amor. Hoy sólo tienes
la fiel memoria y los desiertos días.
Nadie pierde (repites vanamente)
sino lo que no tiene y no ha tenido
nunca, pero no basta ser valiente
Para aprender el arte del olvido.
Un símbolo, una rosa, te desgarra
y te puede matar una guitarra.

II
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos asecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.

Jorge Luis Borges

2 comentarios:

C. dijo...

Nos basta un corazón valiente para vivir sin tener que olvidar, sin borrar la dicha, sin quedarnos en medio de la nada.

David Anaya Maya dijo...

Que osadía haber escrito esto que escribí. La magia es algo que se escapa con apenas respirar. Mi mundo necesita de la magia del amor, y ese amor es una respiración que hay que sentir sobre los hombros, en medio de la nuca.